El Hiperrealismo de Berni y lo Real

 

“Todo artista está ligado a un error con el que mantiene una particular relación de intimidad. Hay un error de Homero, de Shakespeare, y ese error tal vez sea, tanto para el uno como para el otro, el hecho de no existir. Cualquier arte se origina de una carencia excepcional, toda obra es “la puesta en obra” de esa falta de origen que permite la aproximación amenazada de la plenitud así como una luz nueva”
Maurice Blanchot

 

Freud escucha el sueño de su paciente, donde el Dr. Breuer y él, penden de una cuerda, ahorcados. Sueño que habla de la forma de depender: Freud de Breuer (su maestro). Habla también de la transferencia al médico habla del deseo de muerte respecto de quienes no atienden sus demandas. Es la cualidad creativa la que habita al sueño quien permite construir una escena de ahorcados, donde solo hay más que una simple queja. La exploración del inconsciente de los sueños, aparece en el arte surrealista en el que Berni se forma en su estadía en París. La realidad psíquica que el Yo puede concebir y que Lacan siguiendo a Freud, llamó “Complejo de Edipo”, incluye y es determinada por significaciones inconscientes que el arte surrealista intentara representar. El arte podría incluir en una obra, en esa realidad psíquica, lo que escapa a ella bajo la represión, y de tal forma debelarlo.

La propuesta fallida, es la posibilidad de liberarse de las barreras impuestas por el Superyó, por ahora pensado en relación al imperativo kantiano, donde la imposición moral religiosa comienza a virar a las imposiciones de poderes políticos y sus guerras… y detrás el capitalismo al que se opondrá Berni en cada una de sus obras. El arte se acompaña de ideas libertarias de una época donde política, arte y psicoanálisis se han unido.

El tiempo del inconsciente como representación a ser buscada por el surrealismo, muere a partir de la conceptualización por parte de Lacan de un Real como imposible. Lo que la comunión arte-sueños, ampliaba las fronteras de lo posible, redescubre una barrera nueva, producto de la misma puerta.

Lo que en principio no encontró el arte pictórico, parecería ser posible en el teatro cuando Artaud afirma que hay que dejar el arte de la representación para pasar al teatro de la presentación. Aquel donde eso de lo que se trata se presente en acto sobre el escenario. Tal vez harían falta aún las conceptualizaciones lacanianas del acto analítico para alcanzar el climax que adquieren las perfomance posmodernas. No, sin pasar por las instalaciones, y tal vez para teorizar tanto movimiento, debamos hacer un alto en las obras de Berni.

Berni no busca en su obra el retorno de lo reprimido, intenta atrapar la realidad, tal cual se presenta, quitando los velos que se han puesto hasta entonces, respecto de lo que podría angustiarnos al advertir los restos del capitalismo, pero también el paso del tiempo, y el cuerpo carne. No busca la perfección cerosa o aporcelanadas de las pieles de Botticelli. Aquellas que escondían en la desnudes toda la sexualidad vedada por la iglesia. Tal vez podríamos pensar, un pasaje de ese hiperrealismo del retorno a lo clásico en el renacimiento, que declara la posibilidad de una transacción entre lo permitido y lo inmoral, al pasaje de otro hiperrealismo en Berni, quien logra incluir en su obra, lo que sin estar reprimido, la sociedad no ve. Con este nuevo estilo también y no solamente produce un pasaje de lo inconsciente a lo consiente, y un pasaje de lo individual a lo social. Lo que a nivel del individuo es posible de afirmar, la miseria, que cada uno ve para no ver, a nivel social no se incluye en las teorías económicas de los poderes de turno. Economías capitalistas a la que Berni se opone. A nivel individual se puede desmentir, pero a nivel social queda forcluido totalmente, el sujeto marginal como sujeto de derecho.

Pero no solo eso…

Lo que en Botticelli está al margen, como movimiento del viento o vísceras que devoran los perros, de una venus cortada en un bello paisaje de hermosas figuras o hermosos trazos, en Berni se tornó el centro de la escena como espesura figura fondo de un collage del des-uso. Producción del mismo efecto y el contrario al cambiar bellas pieles por despojos de la cadena productiva, restos-basura del posmodernismo. Testimonios mudos según el propio Berni los llama, para darles voz. En ese discurso ahora hiperconsiente algo más sobresale: la dulzura de los hermosos ojos de un niño que desvelan en sueño roto la existencia del basural de alrededor. Basural creado con restos de basura. Niño despojado desamparado. Pintura que se hace mirada recortada del pegoteado basural. Logra a veces presentificar esa mirada en acto. Parafraseando a Artaud, el espectador que ha visto, no vuelve a ser el mismo sujeto.

Cual otro universo no paralelo, lo hiperconsiente en la mostración berniana, se presenta como Real en los libros de la economía capitalista, o las líneas de montaje positivas.

Volvamos a lo que resta más allá de lo recortado mirada. Donde en el cuadro de Botticelli el objeto se pierde en la representación, en Berni re-adquiere la dimensión de representar lo que es: Basura, despojos, restos no “a” de un capitalismo industrial que ubica como objetos a esos niños que solo conservan viva su mirada, causa. Nos causa…

Allí su estilo que ubicaré aquí -no en relación a sostener una manera de hacer, sino a sostener una temática: Lo patético que decora sus cuadros, ese fondo pasa a ser figura principal. Esos restos de la sociedad de consumo, son lo que la imagen de Juanito ya no permite dejar de ver. Ubicaré en esos restos a los que comúnmente llamamos basura, testimonios mudos y al mismo tiempo elementos narrativos que sin ser palabra se nos presentan al punto de angustiarnos. Lo bello, la palabra, ha sido reemplazada por esos restos donde la ética de lo bello muestra su verdad siniestra. Para Freud lo que no tiene palabra, se ubica en un más allá del principio del placer y aparece en forma de angustias, sin palabras, imposible de decir. El arte renacentista con su estética bella escondía ese Real que pasa desapercibido también en el surrealismo. La estética posmoderna, en este sentido no es solo morbo o locura, u otro tipo de basura… son intentos en general fallidos por tocar una verdad imposible…

Si la estética de la belleza en Botticelli nos aleja de la angustia, en Berni otra ética nos la presentifica con otra forma de existir la belleza, allí donde se contornea lo patético del resto. En el pasaje de lo singular a lo social, Berni construye un Real para pensar el goce de otro no barrado, sin agujeros, pues bien sabemos que quiere. Es la mantis religiosa que devorará las almas todavía viva en los niños bernianos.

Lacan configura un Real, resto que queda del momento en que algo pasa al orden simbólico al ser definido o nombrado cuando algo deviene palabra. En este pasaje algo de la estructura del aparato psíquico logra tocar de manera original, el estilo de Berni. El hiperrealismo artístico, toca lo Real. Aquello que se ubica más allá de lo que es posible decir, incluir en las teorías capitalistas. Ya no se trata de una realidad “verdadera”, sino que se trata de lo que al nombrarla ha quedado como resto de lo que la cosa era. Eso de la cosa que no entra en la dialéctica discursiva lo podemos ver retornar en esa angustia que se nos interpone al ver a Juanito Laguna rodeado de esos restos, basura. Presentación de esa realidad del objeto basura, que nos representa también, la miseria de quienes la forjaron.

Es en la primera mamada, la madre, la teta, la leche (primera experiencia de satisfacción nunca mejorada) donde el placer queda sancionado por la palabra, palabra que ingresa al niño en la cultura. La entrada a la cultura implica también la pérdida de la posibilidad de un completo placer, de la leche como mero alimento pudiendo satisfacerlo todo. La pérdida de lo que podemos llamar: goce animal. A partir de entonces el hambre no es cosa del estómago, sino de su relación con la madre, y esa relación se realiza en términos de discursos. El hambre es cosa de los tiempos de la madre, que inicia una cadena de producción de cortes y suturas, y sus restos. Confección de disfraces que hacen de yo. Detrás un sujeto que se le escapa…

Corte y sutura emplea Berni para mostrar al sujeto. No con finas telas de leche materna, sino con el despojo industrial, de ese invento del hombre que se puede confundir a veces con el dios tecnología.

Podría decir hoy, despojada del goce animal, la leche de esa primera teta, y el resto de las tetas termina en la basura. Es así que la cultura genera basura. Nunca jamás volverá a tener la teta la dignidad de un objeto que sirva para darnos ese pleno placer.

Y el arte que como nos decía Freud se nos adelanta en muchos descubrimientos, nos viene a contar de la mano de Berni, que la basura puede reencontrar su capacidad de dar placer. Reciclado no en función de la productividad que le da origen, (reciclado de plástico para generar más plástico), sino elevado a otra dignidad, por fuera la cadena productiva.

Si pensamos el capitalismo como el síntoma moderno, con su producción de esos restos que Berni denuncia, no solo basura material, sino eso que a veces parece no superar la dignidad de basura humana, resto social, delegado a ocupar los mismo lugares que la simple basura; si pensamos en el síntoma de la producción como la satisfacción sexual de los enfermos, de las sociedades enfermas, encontramos en Juanito Laguna el paradigma de la denuncia. ¿Qué remedio?

La cadena productiva empuja, impulsa, es causada por esos restos que causa, así como la pulsión mueve el aparato psíquico. ¿Es la insatisfacción hecha en su modalidad pulsional a nivel individual la que genera la producción a nivel económico social? Siempre pulsión en tanto pulsión de muerte.

 

Berni nos enfrenta con la verdad de lo que la sociedad produce en tanto resto. Es nuestro problema social. No es “de ellos”, es nuestra basura la que rodea a Juanito y lo constituye.

Como definir esta virtud, su estilo, de elevar la basura a su lugar de basura, y allí a la dignidad de esa cosa berniana que posee el don de abandonar basurales y ubicarse en nuestras salas, nuestros museos…. Retorno de un real innombrable… pero presente. Ya no solo se trata de lo Real social, sino que lo propio Real del individuo se pone en juego bajo la pregunta por los restos de cada individuo. Restos que al ser tocados por la cultura no ingresan en el discurso. Representación que nos hecha a lo Real.

Conocemos los analistas por Thanático o pulsión de muerte y su consecuencia en el masoquismo, el regodeo con el displacer. En lo social ese regodeo se ve en los márgenes, que la sociedad ubica en el afuera, sin afirmar que se trata de un adentro que se intenta exudar sin logarlo.

Lamentablemente Berni no se hace entender del todo. Un mensaje tan simple. Si pueden amar a Juanito Laguna, porque no amar a esos niños.

Entonces el arte se ve obligado a insistir

 

Bibliografía

  • Artaud, A. El teatro y su doble. Ed Octaedro, Mexico D. F. 2003.
  • Blanchot, M. El paso (no) más allá. Madrid, Editora Nacional.2002.
  • Freud S. El porvenir de una ilusión. Tomo XXI Ed. Amorrortu. Buenos Aires
  • Freud, S. El problema económico del masoquismo. 1924. Tomo Ed. Amorrortu Buenos Aires
  • Freud S. La moral sexual “cultural” y la nerviosidad moderna. Tomo IX, Buenos Aires. Ed. Amorrortu, 1908, p.169,
  • Freud S. Lo ominoso 1919. Tomo XVII Ed. Amorrortu. Buenos Aires
  • Freud S. Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. Tomo XXII Ed. Amorrortu Buenos Aires
  • García F. Los ojos, Vida y pasión de Antonio Berni (2005) Editorial Planeta
  • Lacan J. Escritos 1 Ed. Siglo XXI. México, 1984
  • Lacan J. Seminario 7 La ética del psicoanálisis. Ed. Paidós. Barcelona.
  • Canal Encuentro. Antonio Berni Creando Juanito Laguna. En https://www.youtube.com/watch?v=np2jleb3hTs