VIH/Sida Y BAREBACKING O MONTAR EN PELO

El Sida irrumpe en la cultura y se presenta como un enigma para el discurso médico. Frente a esto se elabora un discurso de la prevención, que se expresa en la idea del   “sexo seguro” (“safe-sex”) y produce como efecto un discurso que la cuestiona.

Si bien esta exigencia del sexo seguro atravesó el imaginario social, en los primeros años de la epidemia, nos encontramos frente a un discurso ya sea de la negación, de la desmentida, de la desestimación, del rechazo o del silencio.

Foucault ha señalado la eficacia de la constitución de un bio-poder en el ejercicio de control sobre los cuerpos. Control que se hace manifiesto, entre otras formas, en la construcción de un discurso sobre la sexualidad que intenta «disciplinar», «normalizar» lo indisciplinable del deseo humano.

El barebacking (o “montar en pelo”) es reivindicado en el campo de las sexualidades extremas. Esta práctica sostendría que la cuestión de la elección se plantea siempre, el verdadero olvido, el relapse, olvidar usar el preservativo,   no tendría lugar. Toda relación sexual comporta un riesgo, el barebacking lleva este riesgo al límite. Habría un continuo entre el olvido puro y simple y el acto deliberado. Hay conocimiento de reuniones “Ruleta Rusa” donde el preservativo está proscripto. En Estados Unidos y Europa esta tendencia se está introduciendo en fiestas donde los participantes tienen relaciones sexuales sin preservativo. Entre ellos hay portadores de VIH pero nadie sabe quiénes son. Este concepto define una tendencia, practicar sexo libre sin preservativo. Así al placer del sexo, quien practica el barebacking suma el riego de salir de la fiesta convertido en seropositivo. En entrevistas realizadas en internet, un joven aclara que le gusta el sexo de “montar en pelo”. Dice no estar seguro acerca de si está infectado o no, .que no le preocupa pero que le encanta hacerlo sin preservativo. Agrega que prefiere no saber, que preferiría seguir siendo negativo pero que hoy con los médicos es una enfermedad muy manejable y que hacerlo sin condón hace el sexo “más picante”. Trabaja en una empresa de servicios de salud lo cual hace insospechable que carezca de información adecuada. Este joven es uno de los muchos usuarios de Internet que han incluido la palabra “bareback” en sus descripciones por internet. En el ciberespacio han aparecido numerosos sitios para chatear sobre sexo bareback, “Going bareback” significa simplemente tener sexo anal sin preservativo, también llamado “piel a piel (skin-to-skin) ó “al desnudo” (raw).

En un reportaje periodístico,   un joven francés, comenta: “yo no sé por qué a veces acepto el non -capote (sin preservativo) frecuento los back-rooms. Cuando estoy en ese mundo de culo vivo el momento presente. Me hago un test cada 6 meses sino no pienso en el sida…”. El testeo funciona renegatoriamente a modo de vacuna. La renegación se pone en funcionamiento frente a situaciones muy temidas, por un lado repudia esta realidad temida intentando ignorarla y por otro  refuerza esta ignorancia, negando que la misma tenga lugar.

Según los diarios Liberation y Le Monde en clasificados en internet aparecen propuestas como “seropositivo busca seronegativo que desee contaminarse”,  propuesta de relaciones  “non-capote”, sitios en internet con el mismo objetivo

Frente al  hecho de  esta práctica altamente asociada a Internet, nos preguntamos si sería una forma de eludir el cuerpo,  una elisión del cuerpo en su registro más imaginario, de ilusión unificadora, totalizadora, ilusión que incluye el amor, un espacio sin localización, un reflejo de la fragmentación del cuerpo, de lo pulsional, en este mensaje que estalla en mil mensajes dirigido a un otro desconocido y múltiple, esa especie de anonimato sostenido en la amplitud de la dispersión en el espacio

Dice Lacan que el discurso, es un lazo social. Se trata de un lazo entre los que hablan, seres vivientes, y señala que sería muy difícil excluir de los que hablan la dimensión de la vida. La dimensión de la vida introduce a la vez la de la muerte, y de ella resulta una radical ambigüedad significante. Señala que la única función a partir de la cual puede definirse la vida, a saber la reproducción, de un cuerpo, no puede ella misma designarse ni con la vida ni con la muerte, ya que como tal en tanto sexuada entraña la vida y la muerte.

Es necesario recordar que en sus inicios se llamó al Sida, la “peste rosa”, por ser   la comunidad homosexual, de hombres, la más afectada.  La sexualidad es siempre traumática e incluye un conjunto de creencias, temores, fantasías, deseos, rechazos, etc. Para el afectado, la seropositividad implica un ataque a lo más íntimo y menos comunicable de su ser. Con relación al saber, éste puede ser rechazado, negado, renegado, ignorado. El discurso de la prevención propone el uso del preservativo.  En relación al uso del preservativo, el filósofo André Glucksmann, en una entrevista periodística señala: que el preservativo introduce constantemente la preocupación del antes y el después: es una especie de “memento mori”, lo que debe ser recordado en el momento de morir, porque evoca constantemente el riesgo de la enfermedad, de la muerte, de la mentira.

En una investigación realizada en Francia, sobre homosexualidad y VIH, los autores señalan que esta modalidad sería una objeción al discurso de la salud pública que los ve como siendo parte de una población epidemiológica   de riesgo, objeción que subvierte el oprobio social asociado al VIH, para hacer del VIH un componente de identidad sexual. El hecho de encontrarse entre ellos mismos, entre seropositivos en sitios de internet comunitarios y establecer encuentros cara a cara, permite evitar ser rechazados por los seronegativos, o   no confrontarse a la revelación de su status serológico, o la culpa por no hacerlo. La seropositividad seria vivida como una identidad valorizada, incluso si la perspectiva de estar enfermo es angustiante, el sida sería un estigma pero sería sublimado y asociado a la estética de los cuerpos bellos, asociada a la imaginería gay, como un atributo viril, en la prolongación del cuerpo del partenaire. En continuidad con el esperma, el virus devendría un símbolo de poder y un objeto paradójicamente tranquilizador

La medicina es un discurso que elimina cualquier otro discurso, incluso el del enfermo mismo. El discurso médico, el Discurso de la Salud púbica, que se asume como un saber único y totalizador, desconoce lo pulsional en tanto es el eco del decir en el cuerpo.

En el psicoanálisis no hay progreso, dice Lacan en el seminario 23, que solo hay progreso marcado por la muerte. La pulsión de muerte seria lo real en la medida en que solo se la puede pensar como imposible, cada vez que asoma la punta de la nariz, es impensable. Este impensable es la muerte, cuyo fundamento en lo real, implica que no puede ser pensada.

Miller afirma que nuestro cuerpo no cesa de decirnos cosas, que es el resultado de nuestra historia viva, de aquello que en nuestros encuentros nos marcó y constituyó. Esos dichos del cuerpo (palabra, sensaciones y fragmentos de imágenes) afectan la vida del cuerpo y su goce. Y cuando soy capaz de vivir el enjambre de decires, que me atravesaban el cuerpo como propio, este cuerpo, hasta entonces hablado, se convierte en un cuerpo que habla, deviene mi cuerpo. En el goce más esencial de un cuerpo, en lo que lo mantiene, vivo, en   lo más singular no encontramos ninguna unidad. Es algo hecho de lenguaje y de goce, lalangue, nos sostenemos de piezas sueltas, piezas que son simultáneamente trozos de goce y de lenguaje

Enfrentado al discurso de la prevención, Guillaume Dustan, escritor francés, muerto por el Sida, practicó un género llamado de autoficción, dijo: “…Yo no estoy muerto, estoy vivo…cuando escribo, tiendo a decir todo, incluso lo que es molesto es por eso que he hablado de sexo sin protección. Esto existe, pero nadie se atreve a hablar de ello. Por lo contrario yo no hago apología, se ve bien que antes de hacerlo esto plantea una pila de problemas al tipo…hay que detener   ésta hipocresía. Durante 10 años se les dijo a las personas que usar un preservativo era lo mismo que no usarlo, es una mentira total…! además  eso culpabilizaba a todo el mundo,  el sexo es fusión…”. (Tetu) Dustan reivindica su cuerpo vivo, no muerto. Quizás, esta idea de fusión, ser uno, intentaría   desmentir que no hay relación sexual.

La definición de la salud de la OMS, se apoya en el pensamiento Aristotélico,   por el cual el placer se sostiene en el estado de bienestar y para protegernos de esas pandemias que el estado de la civilización facilita por el desarrollo de la industria del transporte, afirma Miller. Por ejemplo, la Pandemia del Sida. Es curioso que Miller diga esto ya que el caso 0 de Sida, fue un piloto de avión.

Estos fenómenos ¿expresarían una vez más lo impensable de la propia muerte?, ¿representaría además, un juego desafiante entre la sexualidad y la muerte?

Lo primero que afecta el lenguaje y lo afectado es su capacidad de gozar siendo el goce la única sustancia con la cual trata el psicoanálisis. El lugar del goce es el cuerpo; no es posible pensar el goce sin un cuerpo vivo y parlante que lo experimenta. Dice Miller, la vida se presenta bajo   la forma del cuerpo individual, del cuerpo en tanto Uno, que es de orden imaginario, y es la condición del goce, goce que desborda el cuerpo, solo  hay goce a condición de que la vida se presente bajo la forma de un cuerpo viviente. Este cuerpo viviente no es el cuerpo bajo   la forma de su forma, ni el cuerpo simbólico, donde las partes del cuerpo tienen valor de significantes. Sino es el cuerpo afectado por el goce. El cuerpo se goza. “Tener un cuerpo” obtiene su valor a partir de diferenciarse de “ser un cuerpo”.  Al parlêtre se lo podría definir como un ser que habla.  El parlêtre adora su cuerpo porque cree que lo tiene. En esta adoración primaria no hay relación de conocimiento con el cuerpo sino de absoluta ignorancia. El cuerpo a cada rato levanta campamento, este levantar campamento tiene que ver con el goce. El animal es un cuerpo y el hombre cree que lo tiene.

Ante la pregunta, qué es el cuerpo hablante, Lacan responde, es un misterio Un misterio no es un enigma, el primero remite a lo inexplorado, en el segundo sabemos que de algo se trata, en tanto el sinsentido llama al sentido, está sujeto a la interpretación, explorar no es lo mismo que interpretar. Un enigma es, según Lacan, una enunciación, tal que no se encuentra su enunciado.

El discurso de la Prevención llama a la prohibición.

Según Miller, en El Seminario 7 de La ética del psicoanálisis, Lacan plantea el goce de la trasgresión, a partir del modelo del deseo que marca la dependencia de lo deseable respecto de lo prohibido así, deseo lo que está prohibido, sé lo que hay que desear por el hecho que la ley lo prohíbe. Antes que existiera la ley no había lo deseable. El deseo es el efecto, el contra efecto de la ley. De allí la fórmula según la cual la ley, es el deseo.

Y bien, en ese modelo del goce, la regla del placer tiene la misma función que la ley del deseo. La noción del goce como trasgresión, traspone la relación del deseo a lo prohibido

Miller va a afirmar que el goce no es trasgresión. El goce tal como es, abordado en la perspectiva de la última enseñanza de Lacan, no es una trasgresión.

El goce no obedece a la lógica del deseo; la ley es inoperante en relación con el goce. Podemos repartir el deseo prohibido, anulado, inhibido, y el deseo que se cumple, que se realiza, pero en lo que respecta al goce, está de los dos lados. Se pregunta si puede uno imaginarse que el deseo se sostendría como prohibición si no tuviera un goce del deseo prohibido.

El goce no tendría contrario, y sería  imposible de negativizar por la prohibición. No hay nada de lo que entra en la esfera del interés del parlêtre donde no se pueda ubicar un goce. Parafraseando a Lacan podríamos decir: nada es sin goce.

Por otra parte, es por lo cual el parlêtre, concernido de manera esencial por el goce, no es su cuerpo. Su cuerpo, lo tiene. Lo tiene como un bien, una propiedad, un objeto, un objeto que se trata bien o mal, que se lo desdeña, que se lo abandona, o que se lo acaricia. Los cuidados que se le aportan o que no se le aportan a ese cuerpo, denotan el valor inconciente que se le atribuye.

De este modo, el goce puede ser cercado en todas las manifestaciones del interés del ser hablante, y podemos incluso decir que nada subsiste para el parlêtre, que no tenga su coeficiente de goce.

Las campañas fracasan. El goce del que el parlêtre es capaz siempre es aquel que no conviene. El único que convendría sería aquel de la relación sexual, que no existe. Respecto de esto, el goce estaría en todas partes; habría un goce de la palabra, habría un goce de la prohibición.

Bibliografía

-Dustan, G. (1997) entrevue– disponible en http//www.tetu.com./archives/1997-10/3

-Glucksmann, A. (1994).Entrevista realizada por Diario Clarín.(1/9/1994)

-Glucksmann, A.(1995). La fisura del mundo. Barcelona: Ediciones Península.

-La sexualite bareback- Disponible en   http://www.rezosante.org/67-article/renseigne-toi-sexe-et-risques-le-barebacking-etre-informe-pour-mieux-en-parler-entre-nousla-sexualite-bareback.html?ArticleCatID=23

-Lacan, J.  Seminarios XX. (1998) .Aun. Buenos Aires. Barcelona. México.

-Lacan, J. (1981)-Improvisacion (transcripcion de notas por Catherine –

-Lacan, J. (2006) Seminario XXIII. El Sinthome. Buenos Aires, Barcelona, Méjico Ediciones Paidos.-

-Le Monde- 21/11/ 2000 “La epidemia de Sida retrocede débilmente en Francia”

-Libération – ll/l0 / 2000 “Sida, un relax (aflojamiento) que da miedo”

-MILLER, J.A.- Cosas de finura en psicoanálisis XIX- Disponible en http://elp.org.es/wpcontent/uploads/2013/03/CursoJAM_03_junio_2009_JAM.pf

Miller, J..: El Inconciente y el cuerpo hablante . Disponible en http://wapol.org/es/articulos/Template.asp?intTipoPagina=4&intPublicacion=13&intEdicion=9&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=2742&intIdiomaArticulo=1