Amor, odio, indiferencia

Me pareció importante para este cierre tomar algunos párrafos de los trabajos libres para relacionar al tema que nos convocó en el día de hoy y todo el año que fue Amor, odio e indiferencia.
Nada Lasic nos habla de los grandes pensadores de la antigua Grecia: Empédocles, según Freud enseñaba que dos principios gobernaban los sucesos en la vida del Universo y la mente, y que estos dos principios estaban continuamente en guerra entre ellos. Los llamó Amor y Odio. El Amor tiende a aglomerar las partículas primarias de los cuatro elementos en una unidad, mientras que la otra, el Odio, busca disolver todas esas funciones y separar las partículas primitivas de los elementos.
Siguiendo con esta línea de pensamiento Silvia Shupack en su trabajo sobre HIV y el lazo amoroso cita a Lacan en el seminario XX diciendo que el amor es impotente, aunque sea recíproco, porque ignora que no es más que el deseo de ser Uno, lo cual nos conduce a la imposibilidad de establecer la relación de ellos.
En el amor existe la ilusión de que entre el sujeto y el Otro puede haber complementariedad que logre una fusión. Sin embargo sabemos que la falta de armonía es condición de los seres hablantes, “el amor es lo que engaña”, justamente porque se cree en la ilusión de que de dos se puede hacer uno. No hay coincidencia entre los términos, es decir, lo que le falta a uno, no es lo que tiene el otro.

Me pregunto: ¿qué es lo que hace que el elegido sea uno y no otro?
R Barthes dice: “Encuentro en mi vida millones de cuerpos, de esos millones puedo desear centenares, pero de esos centenares, no amo sino a uno. El otro, del que estoy enamorado, es el que designa la especificidad de mi deseo”.
En el amor se trata de hacer existir al Otro, pero en el intento, se encuentra como obstáculo, el goce. El amor está condicionado por el modo de gozar, el lazo amoroso se articula a partir de las condiciones de goce de cada uno, inconscientes y singulares.
Mientras el goce se inscribe en la soledad, el amor se dirige al Otro, hace que dos soledades se unan en un destino común, por lo tanto, lo que despierta el amor por el otro es, su falta.
Cómo dice Oscar Zack en su libro Los decires del amor”. A medida que las sociedades contemporáneas se van “desarrollando”, se van devaluando los ideales de otras épocas, no muy lejanas. El amor en todas sus formas, está despreciado. El ideal platónico del Uno, (la media naranja) o el amor basado en la carencia, están silenciados por los nuevos objetos de consumo, que transforman los vínculos en objetos de uso, intercambio o consumo”. Las consecuencias las vemos todos los días en la calle, en un partido de football, en las familias, entre los pares: agresividad, odio, indiferencia, apatía, y el no creer en el Otro. Las redes sociales, de las cuales nos hablan Sergio Zuca y Debora Belmes _ modos de tinderización del amor _ son un ejemplo de los amores de consumo

En el seminario 11 dice Lacan “El amor que en la opinión de algunos hemos querido degradar, solo puede postularse en ese más allá donde para empezar renuncia al objeto. “Dar lo que no se tiene» (decía respecto del amor) que tiene que ver con el concepto de falta, porque amar es mostrarse en falta, revelar que algo quiere alcanzarse en el otro. Es por esto que el amor involucra a la castración, y amar es un poco experimentar esa falta, esa castración. Flora Gro piensa junto con Derridá el amor como don y el don como acontecimiento. El don se sitúa más acá de toda lógica perceptiva del intercambio, de las causas y los efectos. No hay un reconocimiento del don como tal, porque allí donde cree identificar la presencia objetiva del don, se lo destruye como tal.
Así el amor no quiere el yo del otro, quiere la falta del otro, no quiere lo que el otro tiene sino lo que le falta.
Ambos sujetos en un lazo amoroso, van entretejiendo un vínculo, una suerte de historia de amor que tiene que ver con la constante tarea de creación de algo, como trabaja el Departamento de Dolencias Orgánicas que aborda el lazo amoroso a partir del cuento de Ray bradbury: La mujer ilustrada.
Florencia Fatori, Sofia Simonovich Guillermo Massa y Romina Santos en su trabajo sobre el caso de donación de órgano por parte de Sandra Mihanovich a su ahijada e hija de su pareja nos cuentan como las alianzas inconscientes construyen una auténtica alianza psíquica vincular. Debora Belmes agrega que es lo amoroso lo que da la posibilidad del encuentro con la experiencia de lo diferente, el juego y la potencia de la alteridad.

Pero en el amor no todo es “color de rosa”.
Lacan, inventó un neologismo odioenamoramiento “amar es odiar algo en el otro, (odiar en el otro aquello que lo hace autosuficiente, dice Miller) ese punto de reversibilidad de amor en odio, que transforma al partenaire en algo insoportable, odiamos al que amamos porque se convirtió en alguien necesario, y el sentimiento de dependencia nos lleva inevitablemente al odio. Zizek decía que “la medida del amor al Otro es el daño que puede infligírsele. Varias películas nos muestran situaciones donde alguien es abandonado y, todo el amor que sentía se transforma en odio que puede llegar al maltrato físico, o incluso al homicidio. Borges concluye su poesía Bs As diciendo: “No nos une el amor, sino el espanto, será por eso que la quiero tanto”
Flavia Crupi hablando de este tema cuenta sobre un paciente que dice “y yo ahora no puedo vivir. No puedo vivir sin él”. Siento que exploto y al mismo tiempo que me desmayo, quiero matarlo, no quiero que exista más”.

Y la indiferencia?
El Departamento de Psicoanálisis Vincular, trabaja el concepto de indiferencia como un efecto del amor al odio. La indiferencia comienza a partir del odio o la crueldad.

¿Que tiene para decirnos el psicoanálisis?
Darío Bruno en su recorrido por las pasiones desde la Edad Media concluye que el análisis es una clínica de los afectos y los afectados, los afectos tienen estatuto de enigma, que serán trabajados en transferencia.
Amor inventado por el psicoanálisis: el de transferencia. En el amor clásico el partenaire intenta responder amor con amor, como así también, conjugar el amor con el deseo y el goce. El analista en cambio, no responderá al amor con amor. El analista hace surgir la falta en el otro.
Es habitual, la queja de los sujetos cuando el partenaire no le reconoce sus deseos, demanda amor. El analista ante la D de amor, responderá con el acto y la interpretación. El analista da lugar al deseo, y lo empuja a su realización. El analizante oscila entre el amor al saber supuesto del analista y el odio desconsiderado hacia ese saber.
La reversión del amor en odio es inevitable. Podrá el psicoanálisis dar al amor otro destino?
Sergio Zuca concluye su trabajo diciendo “el psicoanálisis, y no sólo él, son la mejor apuesta de resistencia a la disolución del amor”.
No es sin El lazo con el Otro que se ve, se lee, se mira o escucha, se moldea una obra.
Muchas gracias