Los niños y el fuego. Práctica hospitalaria en tiempos de crisis social.

El libro de Susana es un libro sobre la niñez y la pulsión de muerte, el fuego es uno de sus nombres, un elemento que cobra una falsa autonomía, que vale por sí mismo, lo que en Freud se denomina desmezcla pulsional.

El contexto, el hospital en tiempos de crisis social.

Susana en su propuesta contrapone entonces la historización, la letra como localizador del goce, la escritura, el restablecimiento de la imagen especular libidinal y el diagnóstico del dolor. En este sentido orientar la dirección de la cura para salir del destiempo del trauma, libidinizar el juego, puntuar la depresión infantil. Esto supone tener en claro que el hospitalismo no es solo institucional, puede haber también hospitalismo domiciliario.

El psicoanalista R. Spitz describió en 1945 el síndrome del hospitalismo, como la separación de la madre por más de tres meses y la consecuencia de los cuidados anónimos. En este contexto se producía la llamada Depresión Anaclítica por falta de sostén materno. En el libro de Susana hay siempre una preocupación respecto de los tres organizadores de la subjetividad en la niñez, la sonrisa, el no y la angustia ante el extraño.

También es un libro sobre las preguntas que un psicoanalista se formula mientras ejerce su oficio.

Un libro que pone la lupa en los dibujos de los niños internados, trazos que son interpretados con las resonancias de la lengua y la historia. A la vez es un llamado al contexto social, respecto del libro de Silvia Bleischmar, Dolor País, que expone la cualidad del dolor subjetivizada que sustituye al riesgo país de las clasificadoras que restringen la crisis social al número.

Quisiera entonces destacar algunos párrafos del libro, cuyos títulos que p”

“Ángeles, entre la anestesia y el dolor”

“Parada, inmóvil, sobre el fuego, no había pedido ayuda. Sorprendía el hecho de que no sintiera dolor.”(Los niños y el fuego)

“El lazo entre el cuerpo y su historia; empezó entonces a experimentar un dolor que hasta ese entonces había estado silenciado”(Los niños y el fuego¨)

“La locura de un dolor sin sujeto o el dolor loco de un duelo”

¿Cómo alguien puede sentir en su cuerpo un dolor que no era el suyo? ¿Cuándo el dolor es un límite? ¿Cómo pensar la experiencia de un dolor cuyo origen está en el cuerpo de otro que además ya no vive? Entonces ¿en qué cuerpo duele el duelo?¨(Los niños y el fuego)

Susana recurre a la técnica especular en un intento de restitución del lazo libidinal roto con el semejante, el otro del espejo.

“Dodó, la niña africana. El dolor y el color entre dos lenguas”

Susana se sorprende por la producción gráfica de Dodó, porque la paciente reitera figuras geométricas y entonces se pregunta “¿qué lugar ocupa en ella, esta geografía desde donde se inició su viaje?¨(Los niños y el fuego)

“Exiliados del mundo biológico habitamos una lengua que nos hace pasajeros del tiempo”.

Un desmantelamiento de la figura humana que al mismo tiempo iba en camino de su reconstrucción. Es ahí donde Dodó puede dibujarse.

La casa africana y el árbol están suspendidos en el espacio de la hoja, sin piso, como ella que todavía no volvió a caminar y que además está en tránsito entre un país y otro.¨(Los niños y el fuego)

Este texto nos lleva necesariamente a las paradojas del dolor, al considerarlo como un afecto que inscribe la memoria de la cualidad de la pulsión. Freud ya en 1895 dice que el dolor puede ser de naturaleza imprecisa, habla entonces de una fatiga dolorosa, intentando descubrir el nexo entre el padecimiento y la dolencia misma. Solo en algunos casos dice que el dolor puede ser removido por la palabra.

Para Freud la zona dolida crecía por aposición, este término es importante porque es una construcción gramatical que da una información adicional sobre el sujeto, por lo tanto cada tema de eficacia patógena investía un nuevo lugar corporal, y entonces producía una huella, lo que llamamos una investidura. Es entonces en este artículo que distingue dolor psíquico, dolor somático y dolor histérico.

Treinta años después, en 1925 en su artículo ¨Inhibición síntoma y angustia¨, en el apartado C. Angustia, dolor y duelo, Freud se pregunta ¨ ¿cuándo la separación de objeto provoca angustia, cuándo duelo y cuándo solo dolor?¨

“El dolor es, por lo tanto, la genuina reacción frente a la pérdida del objeto”.

“A raíz del dolor corporal se genera una investidura elevada, que ha de llamarse narcisista, del lugar doliente del cuerpo, esa investidura aumenta cada vez más y ejerce sobre le yo un efecto de vaciamiento”.

“El paso del dolor corporal al dolor anímico corresponde a la mudanza de investidura narcisista en investidura de objeto”.

Es entonces en la dirección de la cura donde Susana tematiza el dolor sin sujeto como modo de abolición subjetiva, el dolor de un duelo cercano al índice de la subjetividad.

Quisiera también destacar la importancia que le da la autora a los dibujos de los niños como trazos, como marca, indicando la reconstrucción libidinal del cuerpo.

John Berger en su libro ¨Sobre el dibujo¨ dice lo siguiente: “Una línea, una zona de color, no es realmente importante porque registre lo que uno ha visto, sino por lo que le llevará a seguir viendo”.

Es allí donde sostiene que el dibujo es un documento autobiográfico, semejante a una huella digital.

Un ejemplo paradigmático de esto es el dibujo de Dodó, un reloj con siete números, que no tiene agujas, que se encuentra sin dirección, sin destino ni horizonte, un tiempo detenido al modo de la temporalidad del trauma. El dibujo es entonces la huella digital de ese destiempo que junto con otros dibujos darán la continuidad para salir del borramiento de la alteridad en la que Dodó permanecía.

Para concluir quisiera citar un párrafo del libro “Vida y destino” del escritor ruso Vasili Grossman: “No hay destino más duro que sentir que uno no pertenece a su tiempo”. “Aquellos a los que el tiempo no ama se reconocen al instante”.

 

 


Bibliografía
Susana Salce: ¨Los niños y el fuego¨, Editorial Cuatro Vientos.
S. Freud: Tomo II ¨Estudio sobre la histeria¨1893-1895, Editorial Amorrortu.
S. Freud: Tomo XX ¨Inhibición, síntoma y angustia¨1925, Editorial Amorrortu
J. Berger: ¨Sobre el dibujo¨, Editorial Gustavo Gili, SL
V. Grossman: ¨Vida y destino¨, Editorial Galaxia Gutenberg