¨El erotismo es sexualidad socializada y transfigurada por la imaginación y la voluntad y por tal motivo implica el paso de la naturaleza a la cultura¨.
Octavio Paz
Es sabido que cada época imprime su sello en todos los campos del quehacer humano. Su impronta opera en el universo científico tecnológico tanto como en el socio político y económico y por consiguiente, interviene indefectiblemente en la idea de sujeto y sus modos de vincularse; en la idea de cuerpo y de sexualidad.
Según Paula Sibilia, estamos transitando los tiempos del ¨hombre post orgánico¨. Con este inquietante título alude a que son tiempos en que la tecnología digital ha logrado una captura tal del sujeto que la materialidad de los cuerpos resulta ser un obstáculo a vencer. Considera que la informática con sus conexiones mediatizadoras lejos de generar contacto de un cuerpo con otro, lo que promueve desde las pantallas es aislamiento, exhibicionismo y voyerismo. (P. Sibilia 2005)
Va de suyo que esta evitación de los cuerpos al contacto ejerce una eficacia directa en la sexualidad, de por sí inasible, siendo la cultura como exponente de los diversos discursos que históricamente la atraviesan la inspiradora del erotismo en boga. Se manifiesta pues con la estética propia de la cultura epocal e impregna el arte, la moda, la publicidad, las relaciones, etc. Es decir, que erotismo y cultura son inseparables y hacen marca en la sexualidad del sujeto y en sus modos sexuales de vincularse.
Constituye la potencialidad del amor deseante e interviene como disparador del encuentro. Oscar De Cristóforis lo expresa muy bellamente cuando dice ¨el erotismo constituye el lenguaje específico que esos cuerpos pronuncian¨. (O. De Cristóforis, 2009)
Cuerpos que hoy están atravesados por la impronta de una tecno ciencia que con su lenguaje cibernético se ha instalado en las formas actuales de erotismo.
Su inclusión en la vida cotidiana se impone delineando nuevos formatos para los encuentros y diseña modalidades inéditas de comportamiento y de prácticas vinculares y sexuales.
Frente al anhelo de duración y permanencia en los vínculos amorosos propio del cachorro humano y que tan sólo un par de décadas atrás era lo que los caracterizaba, hoy es la marca de lo efímero la que rige los modos de amar.
Son otros los regímenes de signos a considerar para pensar en cómo se presentan los cuerpos, ya sea que se trate de un marcado exhibicionismo y voyerismo o lo contrario, es decir, la retracción de los mismos. Su eficacia se hace notar en una sociedad hiper -sexualizada pero muy empobrecida en erotismo.
Un pequeño videíto de YouTube me resultó ilustrativo de cómo lo epocal interviene en el formateo de los vínculos. En él aparece una mujer joven recostada en un diván y con una gestualidad muy exacerbada le relata a su analista lo siguiente:
Me bajé Tinder porque todo el mundo viene hablando de que en esa aplicación vas a encontrar al amor de tu vida. OK. Lo hice y venía hablando con un flaco que allí encontré. El tipo re cebado y dale, dale, dale. Y yo, que tengo tantas ganas de tener pareja me dije, bueno, sí, dale, dale, dale. Llegó un punto en que ya me imaginaba con él de novios. Me sentía como en la Laguna Azul con Bruce Shield versión 2019. Cuestión que el fin de semana lo veo. Fuimos a cenar, divino. Garchamos, todo bien y, al otro día, pum! desapareció, missing, nunca más! ¿Qué pasó? ¿Qué hice mal?
Entonces entré en su Facebook y lo empecé a stalkear. Cuando yo empiezo a stalkear le llego hasta el hueso eh! hasta que la tátara abuela bajó del barco más o menos!!!.
Cuestión que veo que una mina le manda unos corazoncitos con un comentario. Le mando un mensaje a la mina, ella me manda un mensaje a mí, nos pasamos los teléfonos y… chan! ¡Era la mujer!! Dije ¡Uy Aquí se arma!! Pero no, no se armó ningún lío, al contrario. Me dice, ¿che, por lo menos te lo mandé prolijito, viste?
El día anterior le saqué todos los puntos negros, le depilé las orejas…,
¿Qué, están todos locos? ¿Yo ya no entiendo más nada?
El ¨dale, dale, dale del flaco cebado¨ al que hace mención, también a ella la fue cebando al despertarle fantasías que imaginariamente lo ubicaban como el candidato adecuado para erigirse en el tan anhelado novio, reacción que responde a una de las características propias del erotismo. Me refiero a que, ciertas palabras cargadas de insinuaciones dan pie a que la imaginación del receptor vuele en dirección a su deseo propio, siendo quien de esta manera, completa el contenido erótico del mensaje.
Resulta inocultable el desconcierto de la protagonista, cuando, a la inesperada desaparición del imaginado candidato se sumó el comentario de su mujer. La reacción que tuvo permite suponerla subjetivada en una lógica basada en la solidez de los vínculos, de ahí que el enfrentamiento con este modo fluido de vincularidad le hubiese generado semejante perplejidad.
La vertiginosa transformación que la tecnología digitalizada viene imponiéndole a los vínculos en general y a la sexualidad en particular es tan radical que en gran cantidad de casos no logra ser acompañada por los cambios subjetivos que una tal transformación requiere.
En esta misma dirección una paciente relata con cierto grado de desazón, que una vez concluida la video conexión, el vacío es enorme porque ¨una está acostumbrada a que después de un encuentro caliente como el que acabamos de tener, haya algún contacto, un abrazo. Pero acá no hay nada. Apagás la compu y volvés a estar sola.»
Una cultura que promueve la objetalización consumista de los discursos, se presenta paradigmáticamente materialista. Sin embargo, se da una notable paradoja cuando, tal como dice Paula Sibilia, la digitalización de los vínculos los torna lo menos materiales que se pueda imaginar ya que es la mediatización de los aparatos la que opera erotizándolos virtualmente y no el encuentro material de sus cuerpos.
También nuestra clínica acusa recibo de semejante panorama al enfrentarnos con consultas de parejas estables preocupadas por sentir que están atravesando una verdadera crisis en lo que concierne a su sexualidad, área en el que proliferan disfunciones de variado tipo. En muchos casos, el deseo sexual no los interpela y como explicación de la abstinencia que practican, suelen argumentar cansancio. No hay tiempo para el otro sino sólo para la hiperproducción. Pero, el empuje pulsional hace lo suyo, así es como sin distinción de género alguno, resulta cada vez más extendida una modalidad autoerótica de satisfacción mediante objetos cada vez más sofisticados y que suelen ser utilizados simultáneamente con las diferentes modalidades de sexting que el mercado informático ofrece a través de mensajes de texto, de voz o de videos y fotografías con imágenes explicitas cargadas con contenido sexual.
Las nuevas tecnologías, si bien abren a un universo comunicacional global, en lo que se refiere a la sexualidad, la conmina al aislamiento. El sujeto está conectado con todo pero… está solo frente a una pantalla desplegando conductas voyeristas y onanistas que, cada vez más, se satisfacen con la producción y contemplación de pornografía amateur. Se trata de un placer solitario, atomizado.
Con una mezcla de angustia y rabia, cuenta Maria en sesión: ¨Ya la noche anterior Andrés se había quedado chateando arriba. Yo había subido y lo encontré en medio de una conversación pornográfica. Me puse re mal. Subí a la terraza, vino y me dijo que sí, que estaba chateando. Le pedí que me mostrara la conversación que había estado manteniendo y no quiso. La impresión que me produjo lo que vi, no me gustó nada, noté que se estaba tocando.
Después descubrí que no sólo chateaba sino que también había subido fotos mías desnuda que me había sacado mientras dormía. Nunca me lo había contado, pero sí lo compartía con unos swingers!¨
¡Siento que voy a enloquecer! ¡No sé con quién estoy! ¿Con quién me casé?!
A todo esto, vale aclarar que el motivo de consulta de esta joven pareja había sido porque ¨parecemos dos amigos que se quieren y ayudan mutuamente, pero… a nivel sexual no pasa nada. No sabemos por qué, pero después de que nació nuestro hijo desapareció el deseo.
La irrupción de la imagen a través de las pantallas favorece la exacerbación del registro imaginario. Esto conduce a un encapsulamiento narcisista que dificulta la posibilidad de un encuentro con las respectivas otredades.
El otro de la escena, desde su exclusión, acusa recibo de una situación entre torturante y torturadora que impotentiza a los partenaires anclándolos en una suerte de malentendido de muy difícil resolución. (Berlfein-Moscona, 2017)
Son estos algunos de los desafíos que hoy nos plantea la clínica vincular de pareja y nos convoca a pensar cómo el malestar de la cultura contemporánea nos enfrenta a una era cibernética cuyos efectos se hacen sentir en la subjetividad y en los vínculos.
Para poder alojar este tipo de padecimientos, nuestra práctica actual se ve llamada a hacerle un lugar a lo nuevo, a lo no necesariamente adscripto a la repetición. Se nos impone la necesidad de instrumentar novedosas y creativas estrategias y técnicas de abordaje que favorezcan los alcances de lo analizable. Esto nos conduce también a realizar aperturas epistemológicas y técnicas.
Para ello, se requiere de un analista que, atento a la singularidad del caso por caso, pueda desplegar responsablemente una disponibilidad favorecedora de la construcción situacional de dispositivos y reglas que mejor puedan responder a las demandas en juego.
BIBLIOGRAFíA
- Berardi : Fenomenología del fin, Caja Negra, Buenos Aires, 2017
- Berlfein E y Moscona S.: Lazos de pareja en la era digital: ¿Nuevas formas de subjetivación? Cuerpo, dolor sufrimiento y goce. Rev. AAPPG, 2017
- Byung-Chul Han La agonía del Eros, Herder, Barcelona, 2014 –
- De Cristoforis O.: El erotismo en la pareja en Amores y Parejas en el siglo XXI, Letra Viva, 2009
- Eksztain M.: Del erotismo en la pareja en La pareja y sus anudamientos, Lugar Ed. Bs, As. 2001
- Mendilaharzu B. G.de, y Otros: Lo Obsceno en psicoanálisis de pareja, Psicolibro, Buenos Aires, 2012
- Paz O. La llama doble. Amor y erotismo, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 1997
- Sibilia P. El hombre post orgánico, FCE, Buenos Aires, 2005