El tratamiento analítico está íntimamente ligado a lo poético ya que ambos crean un nuevo lenguaje. La poesía surge como otra lengua posibilitando decir algo de lo indecible.
“Tanto al poeta como al analista los orienta el sinsentido, lo que se escapa del sentido, para que surja la voz propia” (Poblet, N. Idiart, G. 2016).
Toda palabra debe ser soñada
antes de llegar al poema.
Salir del espectáculo y el mercado verbal,
saltar hacia atrás del decorado
y acceder a esa zona oculta
donde el aire es tan fino
que en sus micropartículas extremas
ya no hay diferencia entre la luz y la sombra…
(Juarroz, R, 2012. 2019)
Un sueño, una interpretación, un descubrimiento compartido entre paciente y terapeuta conducen a un nuevo espacio. Algo del tiempo queda suspendido en ese encuentro, lo cotidiano se convierte en excepcional, ambos quedan sumergidos en una nueva experiencia, esos relojes de Dalí se derriten en un tiempo sin tiempo.
Relojes derretidos
en las obras de Dalí
y de aquí
Un día, un segundo
o veintitrés horas más.
Abrir el alhajero
envuelto en papel seda
encontrarse con el tiempo
un presente de regalo
y sólo sonreir .
(Mirta Inger)
Si entramos en el terreno de los sueños podemos mencionar la obra de Calderón de la Barca “La vida es sueño y los sueños, sueños son” cuyo tema central es la libertad y la posibilidad que tiene cada ser en ir construyendo su vida.
Freud establece que los deseos inconscientes quedan expresados a través de los sueños y construye una teoría del sueño. (Freud, S. 1900)
“El analista da cima a una pieza de construcción y la comunica al analizado para que ejerza efecto sobre él, luego construye otra pieza a partir del nuevo material que fluye, procede con ella de la misma manera, y en esta alternancia sigue hasta el final”. (Freud, S. 1937.)
La vivencia compartida entre terapeuta y paciente, esa empatía que circulará en un espacio y tiempo en común, posibilitará construir, ladrillo sobre ladrillo, un proceso terapéutico.
A medida que transcurre dicho proceso, se va incrementando en el paciente su “pulsión de saber”.
“Después de la última sesión me quedé pensando en lo que estuvimos conversando”… ”Anoche tuve un sueño muy raro, lo anoté para charlarlo con vos, ¿qué querrá decir?”
”Desde mi mudanza “aporto” algo diferente a la relación…T: ¡Y… se fue a vivir a Porto! P: “Usted siempre anda a la pesca de alguna palabra…”
El analista se convierte en investigador, arqueólogo, pescador y según Mariam Alizade (2002) el mismo se arroja a la piscina de sus intuiciones, se libera de textos teóricos y de certezas. Nada en el mar de su encuadre interno sostenido por su análisis y proceso formativo. La tarea analítica se torna lúdica. El terapeuta “pesca” los significantes y afectos, los calla o los explicita según su particular arte.
Según Rovere, C. 2014 (El arte de lo real), existen distintas formas de responder frente a “lo imposible de soportar”, frente al trauma: Deprimirse, hacer un síntoma, salir corriendo, pintar un cuadro, y también ir a ver a un analista.
El arte como respuesta a lo “imposible de soportar” implica una transformación del trauma en otra cosa.
Rovere refiere a un grafiti que encontró en Sao Pablo que decía “El arte vino a salvar lo que estaba perdido”, no restituye lo perdido sino que viene a ese lugar en donde queda un hueco, y es a partir de ahí que surge algo nuevo.
“No hay porqué ocupar los lugares vacíos.
Los espacios vacíos son más necesarios
que los espacios llenos.
La vacuidad funda las cosas
y aligera el ser
mientras mide los mundos.
Además, lo vacío nos llama,
aunque no sepamos responder al llamado”. (Juarroz, R. 2012,2019)
Rovere también menciona a la artista conceptual Sophie Calle. Esta última recibe una carta mediante la cual su novio la abandona. Sophie no logra entender el sentido, no logra interpretar lo que aparecía escrito en esa carta y se le ocurre hacer una obra de arte convocando a ciento siete mujeres cuyos trabajos se relacionan con la interpretación: actrices, filósofas, psicólogas, sociólogas, fueron invitadas para decir algo sobre aquella carta. Sophie Calle buscaba un sentido para aquello que se le aparecía como un sinsentido.
El arte como respuesta a “lo imposible de soportar” es una creativa manera de no quedar atrapados en una interminable mortificación, es transformar lo trágico en otra cosa. Ocurre lo mismo en un proceso analítico.
Ana, retoma su tratamiento muy angustiada transmitiendo que le volvió a aparecer un cáncer que ya creía superado. Entre estudios, resultados y mucha preocupación, en un encuentro veo en su biblioteca, un conejo que Ana solía tejer con pasión y dedicación (realizamos entrevistas por videollamadas) Le pregunto acerca del mismo y poco a poco comenzó a renacer nuevamente en ella su interés por el tejido, la combinación de hilos de colores. Estuvimos varias sesiones conversando sobre la técnica del tejido al crochet de Amigurumis (término japonés que significa tejido de muñecos de peluche).
La vida pende de un hilo…
oxígeno de oro
preciado tesoro.
Verdes árboles
alientos que respiran vacíos,
abismos
¡tanta soledad!
La vida pende de un hilo
pendientes de otros hilos
pelea por vivir
porvenir…
una flor.
(Mirta Inger)
Entre los amigurumis y las sesiones, se fue entretejiendo entre las dos un clima de esperanza ante posibles resultados positivos.
Según Piera Aulagnier (2004) Los pacientes consultan por un sentimiento de malestar que introdujo una ruptura en su sentimiento de continuidad y de interlocución, es por ello que la autora propone el concepto de “pensar la esperanza”. Ella explica esto último como una capacidad de espera, de expectativa y registro posible de la experiencia de logro más allá del logro mismo.
Alizade M. 2002, propone un análisis que tienda a neutralizar la fuerza de la tragedia, es así como se crea un espacio liberador. Esta libido libre encuentra soluciones reparatorias en tareas de sublimación y en la renovada tendencia a la pulsión de vida.
Se introduce el principio de relatividad en la confrontación de los hechos. La deconstrucción de la destructividad favorece la gradual construcción de la base positiva.
Ana me comunica con alegría que se ausentará por un mes, ya que viajará con su marido para celebrar los resultados favorables de sus últimos estudios…”Pelea por vivir, porvenir…una flor.”
Hace unos años tuve la oportunidad de presenciar la obra del afamado pintor colombiano Oscar Muñoz. Realmente viví una mágica experiencia. En la entrada de la exposición aparecía una inmensa foto de la ciudad de Cali cubierta con un vidrio, la obra se denominaba “Ambulatorio”. Los visitantes al pisar esa especial alfombra, iban generando nuevos y originales quiebres en la obra, huellas que ambulaban y creaban nuevas figuras.
Oscar Muñoz comenta: “La mayoría de mis series se relacionan con materiales pulverizados como el carbón, el azúcar, la arena. Nunca tengo en claro cómo van a funcionar las cosas, a dónde me llevarán, a medida que voy haciendo las voy tratando de comprender…”
En repetidas ocasiones el paciente sorprende al analista, también el terapeuta se sorprende por algunas ocurrentes intervenciones que realiza. Se pone en juego eso que dice el artista: “A medida que voy haciendo voy y vamos tratando de comprender”, y como en la obra “ambulatorio” también en el trabajo terapéutico se van creando nuevas huellas.
Según McDougall, J. 1990, “El trabajo analítico es un proceso creador y esos sujetos llevan en ellos mismos todos los elementos para crear su analista y su aventura psicoanalítica. Cuando se internan en un psicoanálisis, si nada se crea, tal vez sea porque nosotros no hemos sabido oír su llamado”
“Ningún analista conducirá a sus analizandos más lejos que quien ha desarrollado por sí mismo la capacidad de cuestionarse”. (Freud, S. 1910).
Hay huellas que no coinciden con su pie.
Hay huellas que se anticipan a su pie.
Hay huellas que fabrican un pie.
Hay huellas que son más pie que el pie.
¡Qué puede hacer un pie
cuando le ocurren esas cosas?
Solamente darse vuelta hacia el aire.
(Juarroz, R. 2012, 2019).
La palabra es la que crea la realidad, el significante no está unido a un significado eterno. La palabra no coincide con la realidad así como la huella no coincide con el pie.
Lo mismo ocurre con la imagen. René Magritte pinta “Una pipa” y aclara escribiendo en el cuadro: “Esto no es una pipa”, es decir que la imagen de la cosa no es la cosa misma, lo que vemos no es lo que estamos viendo.
El analista indaga, pregunta, deconstruye junto al paciente discursos muchas veces repetidos, arcaicos, congelados en un tiempo que no condice con su actual realidad. Se maneja al igual que los poetas con metáforas, con interpretaciones que abren nuevos caminos.
En varias oportunidades surge la mágica pregunta ¿Ha soñado últimamente?…Es probable que algo se abra ahí, y algunas trazas y huellas dibujen nuevos senderos.
Como dice el escritor René Char “Un poeta debe dejar trazas de su paso, no pruebas. Sólo las trazas hacen soñar”… También una pregunta.
“Muchos pacientes se aferran a la esperanza de que en algún lugar de su interior existe un universo escondido, una mente inconsciente, otra manera de pensar y de sentir acerca de ellos y de los otros. Aún cuando el paciente no lo crea sabe que su analista lo cree, y se aferra a esa mínima fuente de esperanza” (McDougall, J. 1990).
Cada analista en el ámbito terapéutico, pinta con su paciente nuevas imágenes y representaciones, recita con metáforas distintas poesías creando nuevos lenguajes. Eso será posible si se crea y se construye de a dos un clima de afecto, confianza y esperanza por el por-venir. Es adentrarnos día a día en el arte de sanar y ser sanados.
“Y la vida está, estoy seguro, hecha de poesía. La poesía no es algo extraño: está acechando, como veremos a la vuelta de la esquina” (Borges, J.L. 2001).
Bibliografía
Alizade, M, A, Lo positivo en psicoanálisis, Implicancias teórico-técnicas, Editorial Lumen, 2002.
Borges, J, L, Arte poética. Seis conferencias de Borges, Barcelona, Crítica. 2001
Freud, S, La interpretación de los sueños, (1900), Bs. As, Amorrortu Editores, 1998.
Freud, S, (1937) Construcciones en el análisis, Bs. As, Amorrortu Editores, 1976.
Freud, S. (1910), Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica, Amorrortu Editores, Bs. As, 1976.
Juarroz, R, Poesía vertical, Ediciones Cátedra, Madrid, 2012, 2019.
McDougall, J, Alegato por una cierta anormalidad. Paidós, Bs.As, 1990.
McDougall, J, Alegato por una cierta anormalidad. Paidós, Bs.As, 1990.
Poblet, N, Idiart, G, El arte de lo real, La máquina des-cribir II, Letra Viva, 2016.
Poblet, N, Idiart, G, Lalengua en la poética del cuerpo, La máquina des-cribir III. Letra Viva, 2016.
Said de Levin, A, D, El sostén del ser, contribuciones de Winnicott, D, Aulagnier, P, Paidós, 2004.