Este texto se escribe a partir, alrededor, al través de un párrafo de Jacques Derrida en conversación con Elizabeth Roudinesco. Y se escribe, a su vez, celebrando los 50 años del Centro Oro. Todo lo aquí expuesto da cuenta de la experiencia allí compartida durante todos estos tantos años.
He aquí el párrafo, como respuesta a la pregunta por la figura de “lo que viene”:
“ “(Lo) que viene” excede un determinismo pero también excede los cálculos y las estrategias de mi dominio, mi soberanía o mi autonomía. Por eso, aunque nadie sea un “sujeto libre”, en este lugar existe algo “libre”, se abre cierto espacio de libertad, o en todo caso supuestamente está abierto por (lo) que viene, un espaciamiento liberado, des-prendido (antes y para la prenda, el empeño, la respuesta, la promesa, etc.) Por eso esta figura está ligada a todas las cuestiones políticas de la soberanía. Allí es donde estoy expuesto y felizmente, si me atrevo a decir, soy vulnerable. Allí donde lo otro puede llegar, hay “por-venir” o un por-venir.”(1)
Hay palabras que se llaman, se envían. Las unas a las otras. De unas, otras. Acontecimiento, libertad, porvenir, vulnerabilidad, “lo que viene”, son de esas palabras. En rigor, ni siquiera son palabras, menos aún conceptos. Son más bien, ese mismo envío, ese mismo llamarse. No hay una sin la otra: no hay una. Enviadas, entregadas, arrojadas, se abren, se tocan, se dislocan, se exponen. No subsisten para sí.
Acontecimiento es cosa de lo por-venir. Más lo por-venir no se confunde con el futuro (2). Ningún presente lo anticipa. Nos toma por asalto. La venida de lo otro, “lo que viene”, es otro nombre para lo por-venir, y es otro nombre para la libertad (3). Mas hace falta caminar claros del bosque para que la experiencia de lo que se abre, experiencia de libertad, tenga lugar, acontezca.
Es Heidegger quien señala hacia lo abierto. Con él, el sentido del ser se anuncia. “Ser” recupera un sentido perdido, ocultado y expresa aquello mismo que escribe: ex-sistir, ser-ahí, arojado, fuera. La ex–sistencia, asi concebida, se despoja de la concepción metafísica de realidad efectiva, de actualitas, para arrojarse a lo abierto de un verbo (4). Ser, ex –sistir, abre lo abierto sin nada que haga de clausura y sin nada que lo preceda.
De alli en más ya nada volverá a su lugar. Nada. Sobre todo el sujeto.
La ex-sistencia en tanto arrojo carece de sujeto. Y, consecuentemente, carece de objeto. No es un sujeto el que viene a un mundo objeto. Es el venir a la existencia lo que viene. Lo que se abre. Nada del orden de lo dado (actualitas) sino más bien la más pura posibilidad abierta por ese mismo venir a.
Dar un paso atrás de lo dado, retirarse del ámbito sujeto/objeto, más acá, en la cercanía del ser, es lo que da sentido a otro sentido de la palabra libertad. Aperura, porvenir, libertad dicen lo mismo. Pero lo dicen de nuevo. No lo dicen ya dicho. No estar dado, no caer bajo representación alguna, no dejarse apropiar, ser en tanto expuesto a lo abierto como pura posibilidad, eso es libertad. Tal libertad ya no remite a un sujeto que la poseería como su más propia propiedad, valga la redundancia. La posesión hace de la libertad un bien, una otra mercancía, habría que decir. Pero la libertad no es algo que se posea. “El hombre no “posee” la libertad como propiedad sino que ocurre, en máximo grado, lo opuesto: la libertad, el Dasein ex–sistente y develador, posee al hombre (…).” (5)
Difícil sostener tal afirmación cuando lo que se nos impone a diario es el relato mercantil de un sujeto individual libre, tenido para sí como tal en la autonomía de sí mismo. Libertad y autonomía ponen al sujeto en relación consigo mismo siendo su más preciada realización ser soberano de sí, propietario de si, tenerse para sí. Sin embargo, tal apropiación para sí, tal soberanía y tal autonomía hace del sujeto un in-ex-sistente. La ex–sistencia como arrojo, como ser-ahí, (siendo el ahí lo abierto que el mismo ex-sistir abre), no puede guardarse para sí, ni apropiarse. Es más bien la exposición misma que somos en tanto ex-sistentes. De hecho, ¿qué sucedería si se abandonara el nombre de “sujeto”? ¿Qué efecto tendría el pensarnos como “existentes” sin más? Y digo existentes, en plural pues un existente solo, un unus propio, un sí mismo en sí mismo, definitivamente no ex-sistiría.
Pensarnos como existentes no sólo abre el espaciamiento de la existencia misma sino que, fundamentalmente, abre el “con” que tal espaciamiento implica. Venir a la existencia es venir al con. Entonces…. Allí es donde estoy expuesto y felizmente, si me atrevo a decir, soy vulnerable… Tal es, por cierto, la propuesta de Jean Luc Nancy cuando, en un programa para doctorandos en psicoanálisis, expresa: ““Yo diría hoy que eso a lo que estamos constreñidos a llamar “sujeto”, a falta a veces de otro término para designar un existente singular expuesto al mundo, no “es” nada que pueda tratarse como el sujeto de atribuciones posibles (X es grande, moreno, erudito, orgulloso…) sino que “es” solamente en el movimiento que lo expone al mundo, es decir, a las posibilidades de sentido. (…) Dicho de otro modo, lo que adviene es que el existente se deshace de toda pertenencia, asignación y propiedad para enviarse, dirigirse, dedicarse a… nada distinto del hecho mismo de existir, de estar expuesto a encuentros, a sacudidas, a encadenamientos de sentido.” (6)
Las palabras vuelven a llamarse, las unas a las otras, las unas en las otras, las unas con las otras. Ex–sistencia: Espaciamiento, libertad, vulnerabilidad, exposición, con, envío. No hay una sin las otras. No hay una. Las palabras como nosotros, se tocan, se llaman, se envían. Somos en, somos con. Preposiciones que no pre-vienen nada, que no pre-suponen nada. Más que pre-posiciones, ex-posiciones.
Alli donde lo abierto se abre, allí donde la existencia abre al con, la autonomía revela su pathos de aniquilación. Nadie es soberano de si, dueño de si a menos que reduzca al otro, a lo otro, a su servidumbre o a su franco borramiento. Nadie es uno de una sola pieza ni inmediatamente. No es el con lo que nos priva de nuestra existencia, de nuestra identidad. Más bien es el postulado y el deseo de una identidad soberana de sí la que requiere del exterminio de lo otro, del otro, para poder constituirse como tal. Jamás se es “uno” originariamente. De allí su violencia. Jamás se es “uno”. Ser-con implica, necesariamente, un desprendimiento, una “división desarraigante” que ningún sujeto alucinado de ser soberano estaría dispuesto a admitir. (7) En lo abierto, somos en tanto expuestos. Tal exposición abre la dimensión de un “con” originario. El sujeto individual en su afán de individualizar la existencia, se guarda para sí. En pocas palabras: No ex–siste.
Ex-sistir es otra disposición. Es otro modo de estar en el mundo. Ex-sistir con su prefijo ex– nos libra, nos hace desertores de sí. Afortunadamente. Entonces …. Allí es donde estoy expuesto y felizmente, si me atrevo a decir, soy vulnerable. Allí donde lo otro puede llegar, hay “por-venir” o un por-venir….
(1) Derrida, Jacques y Roudinesco, Ellizabeth, Y Mañana qué…, Bs As, Fondo de Cultura Económica, 2da edic. 2005, pp-62-3
(2) Es preciso señalar la distinción hecha por Derrida entre futuro y porvenir para apreciar la “venida” de lo por-venir que el acontecimiento abre “En general trato de distinguir entre “futuro” y “porvenir”. El futuro es aquello que, mañana, después, el siglo siguiente, será, Hay un futuro que es previsible, programado, previsto. Pero hay un futuro, lo porvenir que refiere a algo que viene cuya llegada es totalmente inesperada. No es previsible. Para mi ese es el futuro real. Ese que es puramente imprevisible. Lo otro que viene sin que yo pueda esperar su llegada. Entonces si hay un futuro real más allá de este otro futuro conocido es el porvenir en tanto que viene de lo otro, allí donde soy incapaz de prever su llegada.” Film “Derrida”, Directores: Kirby Dick y Amy Ziering, (2002)
(3) Cf, Tortorelli, María Alejandra, “La Venida de lo Otro “ presentado en la Asociación Argentina Escuela de Psicoterapia para Graduados, Jornadas de Psicoanálisis: Produciendo en Intercambio, “Experiencias con la Alteridad”, 11 Mayo, 2022
(4) Cf.. “La esencia ex-tática del hombre estriba en la ex sistencia, que es diferente de la existencia metafísicamente pensada. Esta es concebida por la filosofía medieval como actualitas.” Más adelante, “la ex –sistencia pensada ex –táticamente no coincide ni en forma ni en contenido con la existencia. “ Y aún: “En cuanto ex -sistente soporta el hombre el existir (el ser-ahí) tomando el “ahí” como el desocultamiento del ser en el “cuidado”. El existir mismo está como arrojado.”, Heidegger Martín, Carta Sobre el Humanismo, Bs AS, Ediciones del 80, 1981, pp. 78-80
(5) Heidegger, Martin, “De la Esencia de la Verdad”,, Qué es Metafísica? Y Otros Ensayos, Bs As, Ediciones Siglo Veinte, 1979, p.120
(6) Nancy, Jean Luc, ¿Un Sujeto?, Bs As, La Cebra, 2014, p.9
(7) “Por último, y diré sobre todo, reinvindico esta división desarraigante, no la considero un mal absoluto. Una la sufre, pero emancipa.”, Cf. Derrida, Roudinesco, op.cit., p.125