Un recorrido por mis 40 años en el Centro Oro
Conozco a Octavio FM en febrero de 1974, en las playas de Villa Gesell gracias a la intervención de Beatriz Ramos. En marzo de ese año comienzo a supervisar mi clínica con él y a fines de 1978 me invita a incorporarme al Centro.
La idea de la escuela estaba en el horizonte de Octavio F.M. desde la creación del Centro en 1972. Y la comienza a materializar en el año 1978 cuando convoca a titulares del centro y a nuevos integrantes – entre los que me encontraba – a formar parte de un grupo de estudio con Rafael Paz. La idea era dar a fines de año un ciclo de charlas. Dimos dos clases cada uno, sobre temas básicos: Angustia, Fobias y Neurosis Obsesiva.
Al finalizar ese año se plantea la creación de la escuela bajo la dirección de la Dra Ana Goldberg (QEPD) y mi colaboración. Los integrantes del grupo de estudio fuimos los primeros docentes de la escuela. Desde su concepción fue armada como una escuela que brindaría formación teórica-clínica. Con atención de pacientes (PEA) y Supervisiones. Modalidad que sigue hasta la actualidad.
La estructura de la escuela se mantuvo en lo esencial y luego se creó una comisión de docencia, que asistía a la directora y la secretaria.
Junto a la creación de la Escuela, OFM propone la creación de un Departamento de Niños. Y convoca a Octavio García Faure y la que escribe para armarlo. Bajo nuestra coordinación se armó un equipo de profesionales con formación en la clínica de niños y al igual que la escuela nuestros encuentros eran teórico-clínicos. La supervisión de fue el eje de nuestra labor.
El equipo de niños con esta estructura funciono hasta el año 1986. En el tan querido edificio de la calle Oro y su inolvidable cocina del primer piso.
A partir de los años 80 se van creando nuevos departamentos en el Centro y cada uno de ellos, daba seminarios en la Escuela de post-grado acorde con su especificidad. Así tuve la distinción y el gusto de dictar el Seminario de Clínica de Niños, durante varios años.
Durante los 80 todos los titulares teníamos Ateneos de trabajo/supervisión con Octavio F.M e invitados de fuera de la institución. Los viernes se convertían en el mejor día de la semana. Momento de encuentro entre todos los titulares, entre los que había mucha familiaridad. Éramos “la familia ampliada”.
Llegar a tener “casa propia” fue un logro mayor. Conservamos el significante Centro Oro, pero no la cocina de los viernes. Ni el grado de familiaridad. Los egresados de la escuela comenzaron a integrarse a la institución primero como Adherentes y luego como Titulares. Ya no conocíamos a todos.
En el año 1998 comenzamos a reunirnos Leonardo Leibson, Silvia Pugliese y yo, para profundizar sobre pacientes que consultan a raíz de una enfermedad. Revisamos los conceptos de Freud y Lacan, sumado a los nuevas corrientes de la escuela inglesa y francesa. Cuando Leonardo Leibson deja de participar de este proyecto, se plantea crear un Departamento de Dolencias Orgánicas, incluyendo miembros del Centro. Coordinado al principio por mí y con co-coordinación de Silvia Pugliese.
Nos reuníamos los viernes y desde la creación fue un espacio clínico-teórico, donde la supervisión de casos era el eje de la tarea. Del 2000 al 2012 que dejo la coordinación del Departamento, la labor fue sin interrupciones. Dictaba al mismo tiempo el seminario de Dolencias Orgánicas, posta que luego fue asumida por otros miembros del Departamento.
Escribiendo tomo conciencia que toda mi vida profesional estuvo ligada al Centro Oro. Mi formación teórica la realice fuera del Centro Oro, pero mi práctica clínica siempre estuvo bajo las enseñanzas de Octavio F.M. Puedo decir con orgullo y mucho cariño “Octavio me enseñó a trabajar”. Con él aprendí que “la resistencia siempre es del analista”, cuando en un grupo de Supervisión antes de ingresar a la institución (1974) me dijo: “La paciente quiere dejar, porque estás diciendo una barbaridad después que otra”. Recuperada del impacto, esto guío mi práctica clínica y mi interrogante en las supervisiones, fue que puntos ciegos propios, impedían progresar el análisis.
Mis décadas las puedo recordar en relación a “que función cumplía en el centro”. A partir del 2013 formé parte de la Comisión Científica que coordinaba Norma Mondolfo y durante dos años estuve al frente de la Revista Entrelíneas. Luego de mi gestión como directora de la revista, los nuevos responsables pasaron al formato digital.
Fui docente de la Escuela de Post—Grado del Centro Oro, desde aquellas dos clases sobre Angustia 1979 – que preparé durante 8 meses – hasta el año 2015. Tanto en materias de la curricula y como en seminarios optativos.
Cuando tomé la decisión de “jubilarme” como docente, decidí también concluir mi pertenencia como Titular del Centro Oro. Pero sigue siendo mi lugar de identidad dentro de la comunidad psicoanalítica. A la pregunta ¿a qué institución perteneces? La respuesta es una: Centro Oro.
De los 50 años del Centro Oro, que hoy festejamos con tanta emoción, reflexiono que 40 años de mi vida profesional transcurrieron allí.