Es muy grato para nosotros presentar hoy, en el marco de estas Jornadas anuales, un nuevo número de la revista “Entrelíneas”, especialmente cuando se conmemoran 45 años de la fundación del Centro Oro, ocasión por la cual hemos dedicado un lugar especial en la revista para dicha conmemoración. Creemos que es de suma importancia dimensionar históricamente este acto de fundación institucional, y lo que no es menos importante, el trabajo permanente que posibilitó sostener en el tiempo un espacio de formación y transmisión de la clínica cuyo norte fue, y es, la orientación psicoanalítica.
Cabe señalar que hacia 1972, año en que se fundara el Centro Oro, las carreras de Psicología en el país, si bien eran de reciente creación (la de la UBA se crea en 1957 y da lugar inmediatamente a la creación de esta misma instancia de formación en otras universidades, tanto públicas como privadas), tienen una pronta expansión de su matrícula. Para que tengamos una idea: de 474 profesionales psicólogos que había en el país en el año 1965, hacia 1975 pasa a haber 5700 graduados en psicología.
Sin querer profundizar en ello, también es pertinente recordar que la instauración del campo profesional de la psicología en nuestro país se organiza a partir de una interdicción: la que prohíbe la práctica de la psicoterapia y del psicoanálisis a todo aquél que no detentara el título de médico, tal como lo estipula la Resolución 2282 de Ramón Carrillo, medida que adquiere fuerza de Ley durante el gobierno de facto de Onganía en el año 1967 con la Ley 17132 del Ejercicio de la medicina, situación que sólo es revertida con el advenimiento de la democracia con la promulgación de la Ley del Psicólogo en 1985.
La descripción precedente nos permite valorar la dimensión que adquiere el espacio fundado en 1972. Gisela Rubart nos indica en el texto que publicamos:
Cuando los fundadores pensamos en crear una Institución en Salud Mental, teníamos “in mente” hacer algo parecido al Servicio de Psicopatología del Policlínico de Lanús. Un lugar en el que el trabajo terapéutico no fuera sólo para personas con un determinado nivel social, sino que el Centro ofreciera terapias que estuvieran al alcance de todos.
El Centro Oro se constituye paulatinamente en un espacio de referencia al cual los psicólogos interesados en la formación clínica y en el psicoanálisis comienzan a acercarse, en un momento y durante un lapso de tiempo en el cual los espacios de asistencia y formación para los psicólogos eran extremadamente escasos.
Hoy honramos 45 años de una trayectoria institucional sostenida en el tiempo que acompañó a varias generaciones en su formación clínica. Quizá no sea casual que tal conmemoración sea en el contexto de un eje transversal para nuestro trabajo anual que se rubrica bajo el significante de la “diversidad”. “Diversidad” es un término característico de nuestra época, y que la representa en varios aspectos. En la presente Jornada se debate acerca de sus alcances y consecuencias para la práctica clínica y el ejercicio del psicoanálisis. Pero no debemos olvidar que dicho término en nuestro campo de acción clínica también acostumbra indicar, bajo una “imagen amigable”, la diversidad de alternativas de enfoques terapéuticos que ofrece el mercado “psi”.
Por esta razón, no queremos dejar de hacer notar que, en una época como la actual en la cual impera la lógica del mercado, y donde el discurso capitalista exige la inmediata satisfacción y la pronta resolución de las problemáticas subjetivas, en el mar de la “diversidad” también navega un abanico de ofertas de “terapias eficaces”, con protocolos de abordaje basados en la “evidencia empírica”, cuyo andamiaje en las neurociencias desconoce el valor de la palabra, del discurso y de la escucha en el campo de la subjetividad humana.
Por ello, con más fuerza aún, renovamos nuestra apuesta a la escucha y a una posición ética en la clínica con un nuevo número de “Entrelíneas”, en la era digital, en el que homenajeamos nuestra historia y nuestro compromiso con la palabra, y en el cual se visibiliza el diálogo que el campo inaugurado por Sigmund Freud sostiene con los significantes y discursos de la época. Agradecemos por ello a todos los que con su aporte participaron en la construcción de esta renovación de nuestra apuesta institucional.
Muchas gracias
Claudia López Neglia – Julieta Emanuelli – Claudio Miceli