Dossier

Amor, odio, indiferencia

Apertura Jornada Anual Centro Oro 2018

Por Octavio Fernandez Moujan
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La realidad, es percibida desde un sujeto a un objeto que represento en un lenguaje que me permite razonar y entender esa realidad dada. Lo que nos cuesta entender es que esa experiencia de conocimiento, como diría Nietzsche: “nos aleja de la vida”. Por eso Descartes llegó a decir “pienso luego existo” y nosotros damos tanta importancia al lenguaje que la única realidad es la dada.

Ir más allá de esa realidad dada, en la que como Sujetos percibimos Objetos.  Winnicott al hablarnos del espacio “transicional” “nos habla de lo intersubjetivo”, nos habla de una realidad no dada sino dándose que mientras jugamos estamos pensando. En ese espacio no hay objeto dado sino participamos de lo vivenciado antes de ser pensado.  Ese espacio transicional hoy lo entendemos como crisis vital, no estructural.

La duda en la percepción supone que el Yo como Sujeto está “suspendido”, es como Ser que participando, somos siendo con, sin dejar de Ser. “Devenimos con el otro sin dejar de ser uno”. Buber llama a este encuentro Yo-Tu, análogo a “ser siendo con” de la crisis vital que nos posibilita participar de esa realidad “transicional” dándose ahora.

Winnicott lo rescata como realidad dándose con el niño mientras juega vivenciando antes que percibido (Max Scheler). Es en ese espacio o realidad dándose donde participamos con nuestros pacientes de la cura. Por eso digo “nos curamos con nuestros pacientes”.

Hoy inspirados en la física cuántica dónde la realidad partícula – onda está dándose con nosotros sea transformándose, es que rescatamos la in-formación invisible pero vivenciada que nos influye al participar. En la vivencia participada lo diferente se vuelve “uno” como en el amor que más que un deseo, expresa el anhelo que surge de ese encuentro, energía superadora en el bien más allá de todo deseo de satisfacción.

Lo que se llama en filosofía “gozo intelectual” es una emoción que la mente vivencia más allá de toda percepción representada, es un pensar intuitivo que interpreta lo participado emocionalmente (vivencia) como el amor, la verdad  o todo anhelo de superación. No olvidemos a Machado “caminante no hay camino, el camino se hace al andar”.

El amor no solo nos da placer al percibirlo con los sentidos sino también provoca sentirse parte de un mismo anhelo siendo diferente.

Por eso decimos que el amor antes que deseante es anhelante de un bien superador, dado que surge de la participación, como “ser siendo con”, de una experiencia “transicional”, dándose ahora.

El amor como vida no existe como Objeto poseíble. Se participa de su energía anhelante que nos une siendo diferentes.

Antes de entender intuimos su sentido, como dice Deleuze, como en la paradoja.

El amor es una energía anhelante que emerge del encuentro participativo y supera todo odio, indiferencia o supuesta verdad dada absoluta. Es importante transformar la relación en encuentro, para que los anhelos de superación compartidos nos transformen, nos curen.

Más que un “aquí y ahora como entonces” transferencial, en su anhelo de superación esta experiencia de amor en psicoterapia supera todo odio, indiferencia y verdad dada.

Amor, odio, indiferencia