Eros y Thanatos

Eros y Thanatos

Un “más allá” de la lógica binaria

Por Norma Misgalov
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“La vida de los hombres en la tierra …si la comparamos con los vastos espacios de tiempo en los que nada sabemos ,se parece en mi opinión al vuelo de un pájaro que se introduce por el hueco de una ventana dentro de una espaciosa estancia en la que arde un buen fuego en el centro …el pájaro cruza rápidamente la gran sala y sale por el lado opuesto, regresa al invierno y se pierde de tu vista …así ocurre la efímera vida de los hombres pues ignoramos lo que la precede y lo que vendrá detrás …

…Un pájaro cuando entra en la casa de los hombres da vueltas despavorido, a riesgo de romperse las alas contra aquellas paredes incomprensibles ,de quemarse con la llama o de verse atrapado por los dogos rendidos ante la chimenea …La vida tal como la vivimos no es un momento de tregua “(1)

La mirada de Margherite Yourcenar como acápite de este trabajo me permite entrar al tema de la mano de una escritora para quien el tema humano está siempre presente en su producción ya sea bajo la forma del ensayo o de la novela.

En el texto citado la autora refiere las palabras de un noble a su rey, preocupado por los dioses en el contexto de la entrada del cristianismo,   hablando como un poeta acerca de ese pájaro que representa lo efímero de la vida humana, pero también la ignorancia del que nada sabe y la apelación a un Otro que acaso sepa…nudo que conduce a los temas de la fe, la verdad, la impostura y el error.

Oscuridad en el  origen, oscuridad en el final, tal vez metáfora de esa existencia efímera que busca una salida a pesar de los inevitables golpes sufridos en ese tránsito .Resonancias del sentido de la muerte y lo traumático, pero también del vuelo y del deseo .

Como no pensar esta metáfora a la luz de la subversión de la propuesta freudiana que revierte la idea de una muerte como final de la vida, destino irreversible y oscuro que no tiene representación, para desplazar este límite y ubicarlo ya no al final sino en el origen como piedra angular de la vida.

Ella no será  solo una preparación para la muerte , es motor de la libido , solo es vida cuando el hombre va viviendo su muerte y muriendo su vida ….el sujeto no es más que un agujero , el ser viviente es un real , un simple pájaro que  al mismo tiempo logra  volar y , armando ligaduras adviene como humano.

Es nuestra eventual muerte la que sostiene nuestro deseo y nos proporciona el sentido de nuestra vida.

Ese “más allá” del territorio anímico marca un punto de exterioridad, pero el genio de Freud supo transmitir que esa amenaza también anida, como exterior, en cada uno de nosotros…se trata del goce…el masoquismo …lo siniestro…

Hace precisamente 100 años en 1920 Freud publica “Más Allá del principio del placer”, lo hace en el contexto histórico de la posguerra, que había finalizado apenas dos años antes, 1918, año también en que otra pandemia, la gripe española con sus 50 millones de muertos había contribuido a diezmar, conjuntamente con los 100 millones caídos en  la guerra, parte del mundo humano.

Es en el transcurso de esa pandemia cuando el pierde a su hija Sofia, duelo muy difícil de superar .Encontramos el testimonio de su dolor es la correspondencia con Jones:

“…ya conoce usted el infortunio que me ha ocurrido, es totalmente deprimente y una pérdida inolvidable. Pero dejemos eso a un lado por el momento, la vida y el trabajo deben continuar mientras sigamos existiendo…”

En el contexto de una pandemia  que un siglo después estamos atravesando quisiera remarcar , tal vez para proyectarnos en ese modelo, que Freud estaba trabajando en el  borrador desde el año anterior muy intensamente, lo que se aprecia en los  muchos intercambios epistolares con sus colegas (2) ya que eran conceptos nodulares que obligarían a reposicionar muchos puntos de su teoría  …su hija muere en el mes de  enero de 1920 y el , fiel a lo que afirma en esa correspondencia con Jones, continúa trabajando  incansablemente sobre ese  texto fundamental que ve la luz en diciembre de ese mismo año.  La muerte, el dolor y la creación absolutamente intrincados.

Un siglo después nos encontramos rememorando ese hito histórico en la obra freudiana bajo una triple coincidencia.

El tema que hoy nos convoca, Eros y Thanatos, una nueva pandemia, y fieles a la propuesta Freudiana empeñados, más allá de los obstáculos, en un trabajo que debe continuar mientras sigamos existiendo.

Si bien el tema no era nuevo en Freud, ya está muy insinuado en el Proyecto, es en ese contexto histórico que acabo de describir que atraviesa trágicamente también su vida íntima, el tiempo donde lo   conceptualiza y lo publica obligando a reposicionar desde este ángulo muchos de los conceptos ya formulados, lo que quedará enunciado, como “el giro de 1920” (3).

Más allá de este homenaje al centenario de la publicación de una de sus obras más importantes, donde una serie de coincidencias permiten espejarnos quisiera agregar que la participación en esta publicación desde el contexto de una pandemia que entre otras cosas no habilita que los cuerpos se encuentren me conduce a entrar en materia desde la mirada de este acontecimiento.

Lo definiré brevemente a través de los términos que hoy son objeto de mi reflexión.

Un microorganismo mínimo se ha convertido en una amenaza que bajo la sombra de Thanatos nos acecha recordándonos entre otras cosas nuestro humilde lugar como un ser viviente más, ese pájaro de Yourcenar, en una naturaleza sometida a las implacables leyes de la biología y la muerte.

Sin embargo una mirada atenta sobre la naturaleza de lo humano descubre que lo que lo separa del resto de los seres vivos  es un  lenguaje cuya función va más allá de la comunicación, propiedad también de otros seres vivientes, porque teje el lazo que nos constituye como sujetos y nos conecta con el otro más allá del encuentro de los cuerpos. El cuerpo humano es también un producto del encuentro con un Otro primordial  que habilita a ese infans desamparado que ha perdido  la naturaleza del instinto , a convertirse en un humano y esa es nuestra marca de origen ,la relación al otro semejante que es la representación de un gran Otro ,el  mundo simbólico.

Por eso podemos decir que la aparición del lenguaje cambia el orden de la vida porque atravesando indefectiblemente las condiciones naturales, nos enfrenta como humanos a esa pérdida de la inmediatez que, paradojalmente, nos abrirá el camino al vuelo, el libre albedrio y la singularidad.

No somos sin un otro que habilita los senderos placenteros de nuestra intimidad abriendo el camino del amor y el erotismo. Acá vemos aparecer a Eros…ese dios de la mitología hijo de la necesidad y la abundancia que se convierte en el símbolo de la ligazón y la vida..

Tal vez por eso el “hospitalismo” definido con tanta precisión por Spitz nos recuerda el destino trágico del desamor para esos niños abandonados.

No somos sin el otro y no solo porque recibimos ese baño de lenguaje que nos inserta en el mundo humano sino porque de su presencia depende la conservación de la vida y la apertura de los infinitos desfiladeros del amor.

La relación con el otro se produce en el sistema significante al que la anatomía y la fisiología proporcionan elementos determinantes, doble anclaje del sujeto en el lenguaje y en el cuerpo, biológica y simbólica, la zona entre dos muertes es el espacio de la tragedia (4). 

Esa primera muerte es, en el decir de Lacan, la mortificación del cuerpo por el lenguaje, campo del significante que abre el camino de un deseo que, inaugurando el drama de la vida humana abre el camino a los recorridos infinitos del placer   antes de precipitarnos en el destino ineludible de la tragedia.

Curiosamente el deseo está magistralmente definido por Freud en el texto mencionado donde nos presenta oficialmente la pulsión de muerte.

Lo define así “la diferencia entre el placer de satisfacción hallado y el pretendido engendra el factor pulsionante que acicatea indomeñado, siempre hacia adelante” (5).

No es una pulsión sin la otra, esa concepción binaria de las pulsiones es siempre un conjunto intrincado que acompaña todo su horizonte conceptual.

Pulsión de auto conservación y pulsión sexual; pulsión del yo y pulsión de objeto; pulsión de vida y pulsión de muerte.

Las tres polaridades se sostienen en la conceptualización, aunque una lectura cuidadosa permite localizar la pulsión de muerte con su pasión por la descarga como el sentido más amplio y profundo de la pulsión.

El horizonte de una inercia que conduce a la paz del nirvana parece acompañar con su mudez los ruidos de una vida que se debaten entre el deseo y el goce, donde esa exterioridad íntima y tanática a veces se desenlaza de un Eros, energía libidinal que se empeña en la ligazón.

Y en el orden de los homenajes debemos hacerle un lugar al mundo de la imagen, así como a sus derivaciones tecnológicas y sus infinitos avances, creación que sin duda también es fruto también del Eros que hoy nos convoca.

Así un imaginario que muchas veces se ha convertido en objeto de fuertes críticas por sus excesos, hoy es paradojalmente lo que nos ayuda a sostener nuestra tarea como analistas, nuestros grupos de trabajo profesional y de investigación y nuestras publicaciones. Todos estos encuentros que posibilitan rescatar lo más propio y valorable de lo humano que es estar con otros, presencias que hoy bajo la forma virtual, habilitan el espacio placentero del intercambio.

Es interesante pensar que en esta escena se despliegan los mentados tres registros que en la formulación de Lacan nos orientan para aproximarnos al fenómeno humano.

Ese Covid 19, al que decimos nos cuesta pensar e imaginar, es curiosamente el modo como Lacan en sus primeros escritos define tautológicamente el registro de lo real: lo que no es pensable ni imaginarizable. Efecto traumático que nos remite a lo inasible de La Cosa freudiana, que impacta como un desmoronamiento de la atadura de esos tres registros que deben poder rearticularse.

En esa re invención se nos ofrece un mundo simbólico e imaginario que renuevan sin cesar las ataduras imprescindibles para avanzar.

El tiempo seguramente ayudara en esta reacomodación e iremos armando otros hábitos y estructuras recurriendo a los instrumentos que esa capacidad de la creación humana nos brinda.

En el momento de concluir retomo el final del cuento de Yourcenar

...la imagen del pájaro venido no se sabe de dónde y que parte en no se sabe qué dirección sigue siendo un buen signo del  inexplicable y corto paso del hombre sobre la tierra .Se podría ir aún más lejos y convertir la estancia asediada por la nieve ,iluminada durante algún tiempo, en otro símbolo igualmente angustioso :el del cerebro ,habitación iluminada ,fuego central ,temporalmente situado para cada uno de nosotros en medio de las cosas y si el cual ,ni el pájaro ni la tempestad hubieran sido imaginados y percibidos.(1)

Esa luz y ese calor es sin duda la obra de un Eros que sostiene esa capacidad de creación y de ser con otros que convierte una vida en humana, aún a sabiendas de ser solo un ser para la muerte…una cita infaltable con ese Thanatos que nos espera al final del camino. Mientras tanto, y parafraseando las palabras de Freud concluimos:…“la vida y el trabajo deben continuar mientras sigamos existiendo…”

Referencias bibliográficas

  • (1) Margherite Yourcenar: El tiempo gran escultor (Sobre unas líneas de Beda el venerable) Ed. Alfaguara 1990
  • (2) J.C. Cosentino Sigmund Freud Más Allá del principio del placer .Manuscritos inéditos y versiones publicadas. Ed. Mármol/Izquierdo 2015
  • (3) J. C. Cosentino y otros El giro de 1920 Más Allá del principio del placer .Ed Imago Mundi 
  • (4) Elena Jabif   Muerte y análisis EFBA
  • (5) S. Freud Más allá del principio del placer. Ed. Amorrortu 1979
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