Alianzas entre pares
El sujeto humano nace indefenso y frágil, necesitamos de otro para palear nuestro desamparo. No es posible pensarnos sin la mirada, sin el reconocimiento de un otro, de muchos otros. Nuestra vida se trata de una trama indisoluble entre sujetos, vínculos y cultura. En ciertas oportunidades se desestabiliza dicha trama, en algunos y/o en todos sus hilos, cuestión que puede llevar al desborde, al sufrimiento, pero también a la transformación creativa, al armado de nuevas experiencias.
Por otra parte, si la vida es intercambio, comprendemos que hay un equilibrio dinámico en la naturaleza, somos naturaleza. No se trata de un entorno al que cuidamos o descuidamos, sino que somos parte de este mundo.
Pensamos que las situaciones vitales son paradojales puesto que se hallan en tensión permanente entre creación y destrucción. En este sentido, privilegiamos los vínculos entre pares, como aquellos que permiten el armado de alianzas potenciadoras –que favorecen los lazos- así como también de alianzas despotenciadoras que muestran los aspectos alienantes. Consideramos que las alianzas entre pares, son habilitadoras de una co-construcción entre lo singular y lo común.
Las alianzas entre pares requieren del reconocimiento mutuo, dan cuenta de la experiencia de un hacer juntos en cada situación singular. Tienen momentos de estabilidad, aunque están siempre abiertas a anudamientos y desanudamientos, en movimientos paradojales, propios de los devenires vinculares.
Consideramos que las alianzas entre pares se constituyen a partir de la puesta en juego de cuestiones como responsabilidad, pertenencia y hospitalidad.
Responsabilidad, en tanto la relación con el prójimo supone una construcción colectiva donde la reciprocidad es fundante.
Pertenencia, como trabajo permanente de darle cabida, hacerle un lugar al otro y que ese otro a su vez, nos haga lugar; lo cual implica la exigencia de trabajo psíquico para producir encuentro entre la singularidad de cada sujeto y la ajenidad siempre presente del otro.
Hospitalidad, pensada como una ética en la que se concibe una subjetividad que apunta hacia lo extraño e infinito, recibiendo al otro, en tanto semejante y diferente.
Observamos con frecuencia en el trabajo clínico, como la violencia, el maltrato y el desborde emocional ponen en jaque el armado vincular. Cuando la angustia, el dolor, y/o la culpa circulan como fuentes de sufrimiento, una herramienta novedosa en el trabajo clínico es la inclusión del análisis de la dimensión de la paridad en los vínculos.
Analista y pacientes se encuentran ahí para juntos construir nuevas significaciones, que puedan hacer de la trama un lugar común de pertenencia en donde se aloje lo posible y lo imposible, lo armónico y lo discordante.
Colectivos abiertos
Pensamos que el trabajo clínico vincular supone siempre el atravesamiento de una perspectiva social, siendo lo micro político un espacio posible de intervención.
Tomando como referencia las conceptualizaciones de M. Foucault, proponemos reflexionar sobre las transformaciones sociales que se dan en lo micro político. En aquellos grupos en los que está facilitada la experiencia de estar con el otro, donde se puede, con más claridad, experimentar la alteridad.
Si bien, lo macro y lo micro son dimensiones entramadas y en tensión permanente, observamos que cuando lo macro político predomina, no siempre es posible el uno a uno, el reconocimiento del otro.
Pensamos que esta dimensión de la paridad en lo micropolítico, se pone en juego en los colectivos abiertos: aquellos movimientos donde se construye lo común, aceptando las diversidades. Lo común que, sobre todo en momentos de desamparo y convulsión social, habilita una experiencia instituyente que engendra nuevas instituciones, nuevas prácticas .
Los colectivos abiertos se caracterizan: por la construcción de espacios-tiempos habilitadores de múltiples significaciones, por el atravesamiento de una historia compartida, así como por un funcionamiento heterárquico, donde predomina la horizontalidad y la circulación de lugares.
Por otra parte, cuando mayor peso tienen los colectivos abiertos, en la dimensión micropolítica, el poder circula y se da una tensión de fuerzas, entre lo singular y lo múltiple. Los diferentes liderazgos surgen en función de cada situación, motorizando las condiciones para que el poder no quede coagulado como dominio y funcione como potencia de creación.
De este hacer juntos, emerge una práctica con múltiples regulaciones autoorganizadas que tienen carácter de legalidad, y a partir de las cuales nacerán nuevos y creativos modos de organización subjetivas, vinculares y sociales.
Cuidado mutuo
Cuando los vínculos muestran predominantemente la cara del dominio y el poder se coagula, se hace necesario el armado de estrategias terapéuticas que ayuden a poner en marcha regulaciones, posibilitadoras de encuentros que les permitan un modo de estar juntos responsable.
Najmanovich, D (2019) afirma que “El cuidado de sí y del otro solo puede nacer de los encuentros vitales, nunca de los ideales… Poder cuidar no es “hacer el bien”, sino potenciarnos mutuamente”.
No se trata entonces, de lograr un “llevarse bien”, ni incorporar normas de convivencia ligadas a preceptos morales, sino del cuidado y la afectación mutua en una tensión permanente entre potenciarse y despotenciarse.
Por su parte, el cuidado mutuo, implica atenerse a reglas, a micro acuerdos diarios, siempre en tensión respecto de lo que hace obstáculo en el reconocimiento de la diferencia y la ajenidad. Se trata de armar lo común, intervenir ahí donde la diversidad y la diferencia quedan dificultadas y predominan funcionamientos alienantes efectos de la violencia en todas sus variantes.
Estar atentos al registro de las cualidades de los discursos, así como los tonos de voz, la mirada y todo aquello que circula en el clima vincular (Gomel, Matus, 2011), nos permite dar cuenta de ciertos bordes difusos que habitan entre lo potenciador y lo despotenciador.
En otros términos, pensamos una dirección de la cura en la que nuestras intervenciones hagan posible la visibilización de excesos que, de otra manera, quedarían velados. Intervenciones que habiliten la construcción de encuentros, facilitadores del cuidado mutuo y de la posibilidad del armado de nuevas regulaciones autoorganizadas.
Bibliografía
- Gomel, S; Matus, S. (2011), Conjeturas psicopatológicas. Clínica psicoanalítica de familia y pareja, Buenos Aires,
- Psicolibro.Najmanovich, D. (2019), Complejidades del Saber, Buenos Aires, Noveduc.
- Foucault, M (1976), “La voluntad de saber”, en: Historia de la Sexualidad, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2018.
- Matus, S; Moscona, S (compiladoras) Alianzas entre pares, Buenos Aires, Ediciones Conjunto, 2020.